Algunas veces me quedo a pensar y recuerdo todas las palabras que dijiste y que nunca se cumplieron.
Recuerdo cuando empezábamos a hablar y que yo no sabia que decirte, me quedaba en blanco por unos instantes, parecía una tonta delante del ordenador sin decir nada… pero siempre sabíamos como seguir la conversación. Tú me contabas como te había ido el día y yo me alegraba de que todo te fuera bien, te escuchaba siempre que me contabas tus cositas, tus anécdotas y yo pensaba que tú harías lo mismo, o que lo intentarías.
Recuerdo las ganas que tenía de salir de clase para ir corriendo a casa y mirar en el tuenti si estabas conectado o no. Cuando estabas conectado me salía una sonrisilla y te hablaba, tú me contestabas y yo me sentía como en un cuento de hadas con las cosas que me decías… Cuando pasaron un par de meses me empecé a dar cuenta que todo no podía ser tan perfecto, que no podía salir todo bien y como no, empezaron los problemas, todo era igual, yo salía de clase corriendo con ganas de hablar contigo, pero las cosas cambiaron, yo te hablaba y tu no me contestabas, pero yo sabía que estabas leyendo todo lo que te ponía. [...]
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